Quizá uno de los términos más usados en los últimos años y explotado con mayor ahínco en los últimos meses producto de la pandemia del Covid-19 y su impacto en los entornos empresariales ha sido el de la transformación digital.
Para algunos, el término despierta sentimientos de optimismo y buenos retos; para otros, sin embargo, la percepción es de angustia o pesimismo, principalmente por que los discursos se han orientado a la necesidad de una transformación digital perentoria, y no hacia sus beneficios y sobre qué campos puede impactar positivamente.
Según lo explica Mónica García Espinel, directora ejecutiva de la Federación Colombiana de Gestión Humana – ACRIP, “es un error pensar que la transformación digital es una necesidad urgente que debe aplicarse a todos los procesos de una organización. Allí radica, en gran parte, el temor de las organizaciones de tener que cambiar todos sus procesos y áreas de la noche a la mañana y que esto impacte negativamente en lo que durante mucho tiempo han construído”.

La directora también agrega que “las organizaciones deben ir paso a paso priorizando aquellos procesos que son estratégicos y centrales para la organización, y a medida que se van adaptando a los cambios pueden ir identificando si más procesos y más áreas requieren el cambio digital.
El objetivo es aprovechar lo mejor de las nuevas herramientas tecnológicas y adaptarlas a necesidades específicas”. En esta época de pandemia y aislamiento, las organizaciones han tenido que adaptarse al uso de elementos digitales y virtuales de forma casi obligatoria, y luego de la experiencia muchas de ellas ya piensan en seguir usándolos una vez termine la crisis.
Un reciente estudio de la Federación Colombiana de Gestión Humana – ACRIP reveló, por ejemplo, que el 76,2% de las empresas del país piensan seguir implementando el trabajo remoto luego de la pandemia. Tenemos claro, entonces, que el primer paso para implementar la transformación digital es priorizar áreas y procesos. Pero, ¿qué áreas y qué procesos? En esta disyuntiva puede ser útil reconocer que lo más valioso para las organizaciones son sus dos principales públicos objetivos: el cliente y el talento humano. Ambos se complementan, sin un buen talento humano, los clientes no serían clientes sino usuarios insatisfechos, y sin los clientes no habría razón de existencia del talento humano.

En lo relacionado al talento humano, la innovación digital ha perfeccionado múltiples herramientas que contribuyen enormemente a la gestión de personal de una manera eficaz y, sobre todo, estratégica para la organización y para el negocio.
En esa línea, la inteligencia artificial ya está a la mano de las organizaciones para soportar procesos de selección de personal, de escalaras salariales, de cargos, perfiles, evaluaciones de desempeño, clima laboral, beneficios, compensaciones y una lista extensa de oportunidades para que las áreas de recursos humanos puedan liderar la transformación digital en las empresas.
En este primer paso, de seguro, el talento humano se volcará a una cultura digital que le traerá beneficios y que impactará finalmente a los procesos de ventas de cara al cliente. En este sentido, lo mejor será para la organización contar con un acompañamiento y una asesoría profesional sobre innovación digital, que le servirá para hacer los cambios necesarios con las mediciones correctas.
Si usted como líder de recursos humanos requiere dar este paso y no sabe cómo hacerlo, permita que desde la experiencia y trayectoria de la Federación Colombiana de Gestión Humana – ACRIP, le acompañemos en el proceso. Puede contáctarnos:
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